La mas hermosa de las ciudades [de Sicilia] es la sede de su rey, los musulmanes la llaman al-Madîna (la Ciudad) y los cristianos la conocen por Balârma (Palermo). En ella está la residencia de los musulmanes urbanos; tienen allí mezquitas, y los mercados que les están reservados en los arrabales son numerosos. El resto de los musulmanes habitan en las alquerías, en todas las aldeas y en otras ciudades, …
… Tiene una abundante selección de fityân y de doncellas de honor (yawârî). No hay entre los reyes cristianos [uno] más espléndido en realeza; ni más afortunado, ni más opulento que él. Por las delicias del poder en las que está sumergido, por la reglamentación de sus leyes (qawânîn), por la actitud en su modo de actuar, por el reparto de funciones entre sus hombres, por la consideración de su magnificencia real y por la ostentación de sus galas se parece a los reyes musulmanes. Su autoridad real es muy grande. Tiene médicos y astrólogos por los que se preocupa grande y vehementemente… ¡Dios, por su gracia, libre a los musulmanes de la seducción (fitna) de este rey! Tiene unos treinta años ¡Dios proteja a los musulmanes contra su expansión hostil!
Una de las admirables condiciones que de él se cuentan es que lee y escribe el árabe…En cuanto a sus esclavas (yawârî) y favoritas de su palacio son todas musulmanas. Una de las cosas más extraordinarias que nos ha contado … el bordador… es que si una franca cristiana es introducida en su palacio se vuelve musulmana, pues las mencionadas esclavas la convierten al Islam. …
Se nos contó que esta isla fue sacudida por un terremoto; a consecuencia de ello este [rey] politeísta se espantó, entonces recorría su palacio y no oía sino a sus mujeres y a sus fityân invocando a Dios y a su Enviado. Y si cuando lo veían la confusión les invadía, para tranquilizarlos les decía: “Invocad, pues, cada uno de vosotros al que adores, aquel cuya religión sigáis”.
En cuanto a sus oficiales (fityân), que son los ojos de su gobierno y los agentes de su autoridad real, son musulmanes. No hay entre ellos quien no ayune los meses [prescritos] por espontánea obediencia y deseo de recompensa, que no dé limosna para acercarse y aproximarse a Dios, que no redima cautivos, que no críe a los hijos pequeños de éstos, que no los case, que no los beneficie y que no haga el bien tanto como pueda. Todo esto es obra de Dios, poderoso y grande, a favor de los musulmanes de esta isla y uno de los misterios de la solicitud de Dios, poderoso y grande, para con ellos”.
Imágenes: 1- mapa del reino normando de Sicilia, 2- Claustro de la Catedral del monasterio benedictino de Monreale construido bajo el mandato de Guillermo II. 3- Fachada del palacio de Zisa, construido bajo el mandato de Guillermo II. 4- Marinos musulmanes. 5-Portada de la segunda edición de la traducción de los viajes de Ibn Yubayr.
Fragmento de A través del Oriente: el siglo XII ante los ojos, Ibn Yubayr, introducción, traducción y notas de F. Maíllo, Barcelona, Serval, 1988, pp. 377-379. Nueva edición en Alianza Editorial, 2007.